jueves, 26 de septiembre de 2013

GUARDA TU CORAZON


GUARDA TU CORAZON

Jorge Trujillo





Proverbios 4:23

Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida





En este verso que acabamos de leer, el proverbista nos deja un consejo el cual es presentado viniendo de la boca de un padre hacia su hijo. Este consejo es también aplicable a cada uno de nosotros y debemos de tomarlo y hacerlo nuestro. Como la Biblia es la palabra de Dios, este consejo no es solo eso sino que es un mandamiento de Dios para todo aquel que es su hijo. Este consejo o mandamiento tiene que ver con el corazón.

Cuando la Biblia habla de corazón no se está refiriendo a ese músculo que está en centro de nuestro pecho y que palpita sin cesar de día y de noche desde mucho antes que naciéramos hasta el día que muramos. Cuando la Biblia nos habla del corazón, nos está haciendo referencia al "alma", "el ser interior", el lugar donde se sientan las emociones, los pensamientos, lo más profundo del ser, lo que lo mueve a pensar, a actuar, a tomar decisiones y a obrar. Es una referencia al espíritu del hombre que gobierna todo lo que él es. Eso es el corazón.

Pudiéramos comparar el hombre con una computadora. Es entonces el corazón (alma) el centro de mando del individuo. Es el corazón el programa que hace que la computadora más perfecta que jamás haya sido creada, el hombre pueda funcionar. Enclavados allí fuertemente se encuentran programados los códigos y comandos que hacen que el hombre funcione. El sistema operativo de esta computadora es el corazón.

I. El corazón está corrompido

En cierta ocasión Cristo se disponía a comer con sus discípulos y estos no se lavaban las manos como acostumbraban hacerlo tradicionalmente los judíos, entonces vinieron los fariseos y escribas al ver eso cuestionaron a Jesús del porque los discípulos no se lavaban las manos. Jesús les contestó que el levarse las manos no tenía nada que ver con la contaminación espiritual del hombre y le dijo una parábola: (Marcos 7), no es lo que el hombre come ni lo que el hombre bebe lo que le hace sucio y lo que le contamina, todo eso sale y va a la letrina dice Cristo. Lo que contamina al hombre no es la comida que entra en el por su boca sino lo que sale del hombre le contamina.

            Marcos 7

14 Y llamando a sí a toda la multitud, les dijo: Oídme todos, y entended: 15 Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre. 16 Si alguno tiene oídos para oír, oiga.

Pero sus discípulos se estaban confundidos al no entender la parábola y la enseñanza que Jesús les estaba dando por lo cual le preguntaron y Jesús les dijo:

18 El les dijo: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, 19 porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos.

Jesús continuó diciendo a sus discípulos:

20 Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. 21 Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, 22 los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez.

Al hablar estas palabras, Jesucristo demuestra que el estaba consciente de la maldad que existe en el corazón del hombre. Eso es lo que el quiere que nosotros sepamos. La naturaleza del hombre está inclinada hacia la maldad y el pecado desde que nace. El hombre no se vuelve malo, el hombre es malo. Todo lo que va en contra de la ley de Dios es lo que al hombre le atrae y le mueve a funcionar. Ese dominio pecaminoso en el corazón del hombre le hace revelarse contra Dios y contaminar todo lo que está a su alrededor.

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