EL DERECHO DE SER FELIZ
Todo el mundo atraviesa por
dificultades y retos en su vida. El hecho de que esto nos abrume o nos sirva de
motivación depende del punto de vista de cada persona. Algunas personas siguen
siendo felices a pesar de las dificultades porque están determinadas a ser
positivas y recordar las cosas buenas que tienen.
La felicidad podría describirse como
un sentimiento o expresión de alegría. No puede medirse. Es una noción
ampliamente aceptada que la raíz de todo comportamiento humano busca
incrementar la felicidad. La capacidad de ser feliz es un don tremendo,
desarrollado por la persona y es uno que puede compartirse con otras personas a
través de nuestras acciones. ¿Qué nos hace felices? Se ha dicho que para la
mayoría de personas la felicidad proviene de contar con una buena red de apoyo
de la familia y amigos. Esto es importante porque nos proporciona un grupo de
personas con las que nos podemos relacionar sobre una base individual.
El derecho a ser feliz es pensar en aquello que nos hace
felices y en las decisiones que debemos tomar para asegurar dicha felicidad. La
felicidad está conectada con las responsabilidades. La felicidad es una idea
evasiva y no obstante hay muchas personas, familias e incluso sociedades en el
mundo cada vez menos satisfechas con sus vidas.
La perspectiva sobre la felicidad es importante en cuanto
a que destaca los vínculos entre felicidad y nuestras cualidades personales
interiores, así como la felicidad y el exterior de las condiciones medio ambientales
en las que vivimos. En términos del derecho a ser feliz, comenzamos entonces a
ver que felicidad es el estado de estar condicionado por muchos factores internos
y externos. También debemos reconocer que felicidad involucra no únicamente
nuestros derechos sino además nuestras responsabilidades hacia el desarrollo de
nuestras propias cualidades personales y contribuir a un medio ambiente
habitable para que lo disfruten los demás.
Las personas, sin consideración de su raza, religión o
grupo étnico comparten un entendimiento común de muchas de las experiencias
asociadas con la felicidad y la infelicidad. Todos comprendemos el sentimiento de
ser amados, el orgullo ante el éxito, la alegría de la amistad. También
compartimos una conciencia común del dolor ante la pérdida de un ser querido,
la soledad del aislamiento, el temor a enfermarse o resultar herido.
¿Podemos y deberíamos hacer cualquier cosa con tal de ser
felices? Lo más probable es que la mayoría de nosotros respondería a tal
pregunta con un inmediato “no” – ya que todos podemos pensar en ejemplos de que
si hacemos lo que queramos podríamos hacer daño a otras personas. Pero ¿qué tan
fácil es juzgar si nuestras acciones tienen impacto en la felicidad de otras
personas y cuándo es apropiado hacer o esperar “sacrificios”?
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