El cazador
Al monte, bosque mío, mi paz he de
buscar; ¿de dónde vienes?
Pregunta el árbol, el cepo, el rio.
Sigo mi camino callado, en el terreno
húmedo, gimiendo
Mis botas se hunden, me cuesta caminar,
Mis leales amigos, conmigo siempre, ladrando
y corriendo.
Mis botas se hunden, se clavan, que
buscan, golpean la tierra,
Para que esta se abra, que buscan, porque
calla.
El cielo llora en mi caminar, llora por
el que nace, por el que erra
Llora por el trabajo, llora por el viejo,
llora por el que muere.
Cazador alto, guerrero con ojos de amor,
en la tierra no hay dos,
Se fue de caza una mañana, por el monte
del Señor,
Corazón latiendo, cabeza erguida y dulce
voz
La tarde ese día el cazador partió,
Y con lágrimas frías el sol lloro
Lloro el sol, callo la tierra, mis amigos
leales a mi lado están,
Un mundo de expresión en su mirada,
Un lenguaje, al mover su cola, un lamido,
beso al sentimiento
Ahí con él, su familia, al escuchar su
amo no llamaba.
Su inefable amistad pintaba, prolongando
su afán.
Compañero de amor en la tristeza
Resignado guardián en el encierro
Lealtad de la cola a la cabeza
Ese es mi perro.
Dedicado a mí hermano Jose Francisco Madriz
y su amor a la caza y sus perros