lunes, 30 de septiembre de 2013

SOLO ENTRE MUCHOS



 
 

ESTAR SOLO ENTRE MUCHOS

 

 

Existen muchas enfermedades que no se curan con medicamentos, al igual los dolores, lo que experimento en este momento no se lo deseo a nadie, mi mente dice una cosa y mi cuerpo reacciona haciendo otra, pierdo el razonamiento.

El sistema motor, no me responde, es difícil por momentos estar de pie, escribo, y casi no logro ver lo escrito, me falta la respiración, mi boca esta siempre serrada, no puedo hablar con nadie, el desahogarme contándoles mis males.

El alejarme de todos fue lo más prudente al menos así lo he creído, cuantas personas conocerías en más de 36 años de trabajo, estar con esas personas y no poder hablar, ¡ es raro! ¿Se puede estar solo y rodeado de cientos de personas? Así vivo yo.

Así ha sido mi vida durante mucho tiempo, por lo que se me injurio, calumnio, se me difamo, personas que una vez dijeron que me amaban.

No se puede confiar en la familia y menos en los amigos.

DONDE ESTA DIOS

 
 

DONDE ESTA  DIOS

 

Donde esta Dios? ¿Qué clase de seres somos?

Porqué tanto sufrimiento, que o cual es el destino de cada persona si su vida está siendo manipulada, lo más triste y frustrante de vivir así, es cuando los que dicen ser tus hijos y amigos, son los causantes de la desgracia que vives.

Conciencia, temor y valores es lo que impide que me quite la vida, cielo o infierno, son las estaciones, cortas o largas, que tienes en trayecto de tu vida en este caminar por el mundo.

El pobre y el rico al igual caminamos, unos deseando dinero creyendo que con él se nos va arreglar la existencia, acabando los problemas, y el rico, siempre resguardándose de todos viviendo con temores por lo que le puedan hacer a él o a  su familia, todo por su dinero.

Nadie es feliz, a todos nos falta algo, que buscamos constantemente, día tras día hasta el ocaso, y muchos por no decir que todos seguiremos buscándolo sin encontrarlo.

viernes, 27 de septiembre de 2013

PORQUE DIOS PERMITE LA MALDAD





¿POR QUÉ DIOS PERMITE EL MAL Y QUE TRIUNFEN LOS MALOS?


A pesar de las interrogantes, es importante destacar que hay conciencia de decir “El permite demasiadas cosas”. Desde ese punto de vista, inconscientemente estamos diciendo que Dios no causa, no es responsable. En efecto, es así, siendo Dios infinitamente bueno, siendo El toda Bondad, todo Misericordia, y la perfección misma, no puede ser causante del mal, El es Bueno.

Dios lo ha hecho todo bien y causa todo los bueno que tenemos. Pero nuestra pregunta se repite siempre, ¿Entonces si Dios no quiere el mal, porque permite que exista?

Dios nos hizo seres libres, y nosotros podemos elegir libremente vivir en el bien o vivir en el mal. Por otra parte debemos darnos cuenta que Él quiere que lleguemos a conocerlo en libertad.

Sin embargo aún sigue la pregunta, ¿pero porque Dios no le pone atajo al mal, porque permite que exista?

Dios nos hizo hombres libres y así deja que el hombre se regule por sus leyes y formas de vida. Así mismo, el hombre tiene además la libertad para que exista el mal, esto es, la existencia del mal desde siempre es responsabilidad el hombre, que no ha querido usar bien el más valioso regalo de Dios, la libertad.

“Desde los días de vuestros padres venís apartándoos de mis preceptos y no los observáis. Volveos a mí y yo me volveré a vosotros, dice Yahvé Sebaot. - Decís: ¿En qué hemos de volver? - ¿Puede un hombre defraudar a Dios? ¡Pues vosotros me defraudáis a mí! - Y aún decís: ¿En qué te hemos defraudado? (Malaquías (Sagrada Biblia de Jerusalén) 3, 7:8)

Y así es como el mal en el mundo no es fruto de la Voluntad de Dios, sino del mal uso que hemos dispuesto de la libertad que Dios nos regaló.

Dios no manda a matar, ni a robar, ni a explotar a nadie, al contrario nos pide vivir en paz con todos. Pero el hombre a querido dejarse dominar por la soberbia, dejarse llevar por el orgullo, el hombre libremente es egoísta y no quiere compartir con otros los que cree suyo y no reconoce lo que Dios le da, la mentira ha pasado a ser un modo de vida, la ambición se ha enquistado en muchas almas, de tal modo que la maldad crece en el corazón creando el desamor por sus semejantes, impulsado la violencia y permitiendo la injusticia, males con los cuales ya nos vamos acostumbrando a convivir con ellos.

La Voluntad de Dios es que todos los seres humanos nos salvemos y lleguemos al conocimiento de la Verdad, sin embargo la paradoja, es que sabemos que El no quiere que caminemos por sendas del mal, nos pide con insistencia un cambio de actitud y no nos detenemos para cambiar a un mejor camino. En otras palabras el mal se sucede porque nosotros lo escogemos y por tanto causamos otros males en el mundo.

Con todo, Dios obtiene el bien de cualquier mal y nos enseña cómo hacerlo, el inconveniente es que a veces nos cegamos y vemos sólo la maldad y sus consecuencias sin hacer nada por revertirla, todo ello por estar alejados de Dios.

¿Y los malos, porque no reciben su merecido? Esto no podemos asegurarlo, porque si el muere así, no pasara a la eternidad y su vida se limitara a tiempo terrenal. Y Dios, es justicia plena y Él sabe cuándo hará su juicio para que todo quede en orden. Es decir, al final de los tiempos, nos dará a conocer su Sabiduría y su Justicia.

Dios nos asegura que si somos hombres buenos y que si caminamos por el mundo haciendo y causando el bien, conoceremos la felicidad por siempre. Y es esa nuestra esperanza y nuestra motivación, pues llegará el día en la cual toda la humanidad conocerá cómo Dios dispuso la historia de la salvación de los hombres, es decir la historia de cada uno de nosotros para nuestro mayor bien, que tendrá como recompensa la felicidad definitiva, preciosa y eterna en la presencia de Dios en el Cielo.

Solo Dios sabe cuándo se conocerá cómo los diferentes males y sufrimientos de las personas y del mundo entero los vuelva para Su gloria y para nuestro bien eterno.

“Yo me acercaré a vosotros para el juicio, y seré un testigo expeditivo contra los hechiceros y contra los adúlteros, contra los que juran con mentira, contra los que oprimen al jornalero, a la viuda y al huérfano, contra los que hacen agravio al forastero sin ningún temor de mí, dice Yahvé Sebaot. (Malaquías 3, 5 (S Biblia de Jerusalén))

MALDAD EN EL MUNDO


 
 
MALDAD EN EL MUNDO


Esta es una pregunta que sin duda todos nos hemos hecho, ya que a diario sobresale la maldad que habita hoy en el mundo, y a todos nos afecta, pero antes de juzgar a Dios sobre porque lo permite, hay que conocer sus motivos:
El discípulo Santiago, indica que “Jehová es muy tierno en cariño, y misericordioso” (Santiago 5:11). Dios no es el culpable de la maldad ni puede serlo.
Santiago además escribió: “Al estar bajo prueba, que nadie diga: ‘Dios me somete a prueba’. Porque con cosas malas Dios no puede ser sometido a prueba, ni somete a prueba él mismo a nadie” (Santiago 1:13).
El propio Santiago indica a continuación que el ser humano es, en parte, el culpable: “Cada uno es probado al ser provocado y cautivado por su propio deseo. Entonces el deseo, cuando se ha hecho fecundo, da a luz el pecado; a su vez, el pecado, cuando se ha realizado, produce la muerte” (Santiago 1:14, 15).
No obstante, el principal culpable es el Diablo, quien introdujo el mal en la Tierra. De ahí que Jesucristo lo llamara el “inicuo”, o maligno, y “el gobernante del mundo”, es decir, el gobernante de la sociedad humana injusta. En efecto, él incita a las personas a rechazar la guía divina, y la mayoría de ellas le obedecen (Mateo 6:13; Juan 14:30; 1 Juan 2:15-17).
Eclesiastés 9:11 revela otra fuente de dolor al indicar que todos estamos sujetos al “tiempo” y al “suceso imprevisto”.

Dios se propone acabar con la maldad y el sufrimiento, así como con sus verdaderos causantes (Proverbios 2:22). Pero eso no es todo: la Biblia nos revela el propósito de Jehová de “desbaratar las obras del Diablo” valiéndose de Jesucristo (1 Juan 3:8). Dios hará desaparecer el mundo de hoy —cimentado en la codicia, el odio y la corrupción— e incluso “limpiará toda lágrima de [los] ojos” de la gente, eliminando de este modo el sufrimiento (Revelación 21:4).

Jehová podría haber destruido a aquellos tres rebeldes —Satanás, Adán y Eva—, pues era indiscutiblemente más poderoso. Pero esa no habría sido la mejor solución, ya que Satanás no había cuestionado el poder de Dios, sino su derecho a gobernar. Además, el desafío del Diablo implicaba a todos los seres del universo a quienes Dios había dotado de libre albedrío. Todos ellos debían entender una verdad fundamental: hay que hacer buen uso del libre albedrío, sin exceder los límites físicos, morales y espirituales establecidos por Dios. De otra manera se sufrirán, inevitablemente, dolorosas consecuencias. Por poner un caso, si un hombre decide pasar por alto la ley de la gravedad y arrojarse desde el último piso de un rascacielos, es obvio que las consecuencias serán desastrosas (Gálatas 6:7, 8). Al actuar Dios como lo hizo, dio a todas las criaturas inteligentes una oportunidad muy beneficiosa: observar por ellas mismas lo perjudicial que es independizarse de él. Pero para ello tuvo que dejar pasar el tiempo.

Han pasado ya seis mil años desde que el Diablo cuestionó el derecho de Dios a gobernar. ¿Qué ha demostrado la historia? repasemos dos aspectos de la acusación del Diablo. Primero le aseguró a Eva: “No morirán” (Génesis 3:4). Al afirmar descaradamente que Adán y Eva no morirían si comían del fruto prohibido, Satanás estaba llamando mentiroso a Jehová. Era, desde luego, una acusación muy seria que minaba la confianza en Jehová, pues si él había mentido en este asunto, ¿qué le impedía volver a hacerlo? Ahora bien, ¿qué ha probado el paso del tiempo?

Adán y Eva quedaron condenados a sufrir la enfermedad, el dolor, la vejez y, por último, la muerte. En efecto, la Biblia señala que “los días de Adán [...] ascendieron a novecientos treinta años, y murió” (Génesis 3:19; 5:5). Todos sus descendientes hemos heredado la misma condena (Romanos 5:12). Por lo tanto, el paso del tiempo ha dejado claro que Satanás es un “mentiroso y el padre de la mentira”, y que Jehová es “el Dios de la verdad” (Juan 8:44; Salmo 31:5).

Fuentes de información


jueves, 26 de septiembre de 2013

MALDAD


MALDAD

 

·         El espíritu del hombre malo es como una fiera salvaje que sale de su guarida para devorar las más bellas flores del campo y todo lo que encuentre a su paso. Satisfecho luego, regresa a su guarida a descansar.

·         El odio carcome el cerebro; la envidia corroe el alma; los celos aniquilan el corazón.

·         La batalla contra el mal no es una batalla parcial, sino una guerra total. La victoria es de aquel que ha resistido el desgaste de la misma.

·         Cuando la serpiente lanza su veneno, sálvese quien pueda.

·         Para que la luna brille es necesario que el sol se oculte. De la misma manera, el mal brilla porque el bien se ha ocultado.

·         La envidia es el sabor amargo de la frustración.

·         Antes de intentar decir una mentira, más vale morderse la lengua.

·         Hay gente que cree que nuestro corazón es un depósito y tira toda la basura de su corazón al nuestro

·         Qué triste saber, y conocer las manifestaciones del corazón de muchas personas, cuando la maldad aflora en su exterior y lo dejan ver en todas sus expresiones, duela más aun cuando estas personas son las tu creaste, y tuviste como hijas, ver que a pesar de haberles dado todo lo que bien se pudo estas siendo traicionado vilmente, y en este momento ya no significas nada, fuiste un proveedor y en el momento que dejaste de serlo te apuñalaron por la espalda sin sentimiento alguno, no existen palabras para manifestar el dolor de la traición sufrida por hijos tan malagradecidos.

·         Porqué hacer mal a tu prójimo si esta acción es como un búmeran que se te devuelve causándote a te siete veces el mal que causaste.

 

GUARDA TU CORAZON


GUARDA TU CORAZON

Jorge Trujillo





Proverbios 4:23

Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida





En este verso que acabamos de leer, el proverbista nos deja un consejo el cual es presentado viniendo de la boca de un padre hacia su hijo. Este consejo es también aplicable a cada uno de nosotros y debemos de tomarlo y hacerlo nuestro. Como la Biblia es la palabra de Dios, este consejo no es solo eso sino que es un mandamiento de Dios para todo aquel que es su hijo. Este consejo o mandamiento tiene que ver con el corazón.

Cuando la Biblia habla de corazón no se está refiriendo a ese músculo que está en centro de nuestro pecho y que palpita sin cesar de día y de noche desde mucho antes que naciéramos hasta el día que muramos. Cuando la Biblia nos habla del corazón, nos está haciendo referencia al "alma", "el ser interior", el lugar donde se sientan las emociones, los pensamientos, lo más profundo del ser, lo que lo mueve a pensar, a actuar, a tomar decisiones y a obrar. Es una referencia al espíritu del hombre que gobierna todo lo que él es. Eso es el corazón.

Pudiéramos comparar el hombre con una computadora. Es entonces el corazón (alma) el centro de mando del individuo. Es el corazón el programa que hace que la computadora más perfecta que jamás haya sido creada, el hombre pueda funcionar. Enclavados allí fuertemente se encuentran programados los códigos y comandos que hacen que el hombre funcione. El sistema operativo de esta computadora es el corazón.

I. El corazón está corrompido

En cierta ocasión Cristo se disponía a comer con sus discípulos y estos no se lavaban las manos como acostumbraban hacerlo tradicionalmente los judíos, entonces vinieron los fariseos y escribas al ver eso cuestionaron a Jesús del porque los discípulos no se lavaban las manos. Jesús les contestó que el levarse las manos no tenía nada que ver con la contaminación espiritual del hombre y le dijo una parábola: (Marcos 7), no es lo que el hombre come ni lo que el hombre bebe lo que le hace sucio y lo que le contamina, todo eso sale y va a la letrina dice Cristo. Lo que contamina al hombre no es la comida que entra en el por su boca sino lo que sale del hombre le contamina.

            Marcos 7

14 Y llamando a sí a toda la multitud, les dijo: Oídme todos, y entended: 15 Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre. 16 Si alguno tiene oídos para oír, oiga.

Pero sus discípulos se estaban confundidos al no entender la parábola y la enseñanza que Jesús les estaba dando por lo cual le preguntaron y Jesús les dijo:

18 El les dijo: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, 19 porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos.

Jesús continuó diciendo a sus discípulos:

20 Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. 21 Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, 22 los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez.

Al hablar estas palabras, Jesucristo demuestra que el estaba consciente de la maldad que existe en el corazón del hombre. Eso es lo que el quiere que nosotros sepamos. La naturaleza del hombre está inclinada hacia la maldad y el pecado desde que nace. El hombre no se vuelve malo, el hombre es malo. Todo lo que va en contra de la ley de Dios es lo que al hombre le atrae y le mueve a funcionar. Ese dominio pecaminoso en el corazón del hombre le hace revelarse contra Dios y contaminar todo lo que está a su alrededor.

LA MALDAD DEL CORAZON


LA MALDAD DEL CORAZON

Romanos 1:21-32
1:21 Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.
1:22 Profesando ser sabios, se hicieron necios,
1:23 y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.
1:24 Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos,
1:25 ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.
1:26 Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza,
1:27 y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.
1:28 Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen;
1:29 estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades;
1:30 murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres,
1:31 necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia;
1:32 quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.

Romanos 2:1 - 11,
2:1 Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo.
2:2 Más sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad.
2:3 ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios?
2:4 ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?
2:5 Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios,
2:6 el cual pagará a cada uno conforme a sus obras:
2:7 vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad,
2:8 pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia;
2:9 tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego,
2:10 pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego;
2:11 porque no hay acepción de personas para con Dios.

Jeremías 17:9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?

Gálatas 5:19-21
5:19 manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,
5:20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,
5:21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

2a Pedro 2:10-14: 17-19
:10 y mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundicia, y desprecian el señorío. Atrevidos y contumaces, no temen decir mal de las potestades superiores,
2:11 mientras que los ángeles, que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio de maldición contra ellas delante del Señor.
2:12 Pero éstos, hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición,
2:13 recibiendo el galardón de su injusticia, ya que tienen por delicia el gozar de deleites cada día. Estos son inmundicias y manchas, quienes aún mientras comen con vosotros, se recrean en sus errores.
2:14 Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición.
2:17 Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre.
2:18 Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error.
2:19 Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció.

 

lunes, 23 de septiembre de 2013

LA MUERTE


 

LA MUERTE


La muerte delante de mí hoy está

Como la salud para el inválido

Como superar la enfermedad.


La muerte delante de mí hoy está

Como el perfume de la mirra

Como sentarse bajo la tienda en día ventoso.


La muerte delante de mí hoy está

Como el final de la lluvia

Como el retorno de un hombre a casa tras una campaña de ultramar.


La muerte delante de mí hoy está

Como el aroma del loto

Como sentarse en los lindes de la embriaguez.


La muerte delante de mí hoy está

Como cuando el cielo se despeja

Como un buscador llevado a lo que ignoraba.


La muerte delante de mí hoy está

Como el afán de un hombre en su búsqueda de libertad

Tras innumerables años de cautividad.

 

AL OIDO DE CRISTO


AL OÍDO DEL CRISTO


I

Cristo, el de las carnes en gajos abiertas;
Cristo, el de las venas vaciadas en ríos:
estas pobres gentes del siglo están muertas
de una laxitud, de un miedo, de un frío!

A la cabecera de sus lechos eres,
sí te tienen, forma demasiado cruenta,
sin esas blanduras que aman las mujeres
y con esas marcas de vida violenta.

No te escupirían por creerte loco,
no fueran capaces de amarte tampoco
así, con sus ímpetus laxos y marchitos.

Porque como, Lázaro ya hieden, ya hieden,
por no disgregarse, mejor no se mueven.
¡Ni el amor ni el odio les arrancan gritos!

II

Aman la elegancia de gesto y color,
y en la crispadura tuya del madero,
en tu sudar sangre, tu último temblor
y el resplandor cárdeno del Calvario entero.

Les parece que hay exageración
y plebeyo gusto; el que Tú lloraras
y tuvieras sed y tribulación,
no cuaja en sus ojos dos lágrimas claras.

Tienen ojo opaco de infecunda yesca,
sin virtud de llanto, que limpia y refresca;
tienen una boca de suelto botón

Mojada en lascivia, ni firme ni roja;
¡y como de fines de otoño, así, floja
e impura, la poma de su corazón!
 
III

....¡Oh Cristo! un dolor les vuelva a hacer viva
l`alma que les diste y que se ha dormido,
que se la devuelva honda y sensitiva,
casa de amargura, pasión y alarido.

¡Garfios, hierros, zarpas, que sus carnes hiendan
tal como se hienden quemadas gavillas;
llamas que a su gajo caduco se prendan,
llamas de suplicio: argollas, cuchillas!

¡Llanto, llanto de calientes raudales
renueve los ojos de turbios cristales
y les vuelva el viejo fuego del mirar!

¡Retóñalos desde las entrañas, Cristo!
Si ya es imposible, si Tú bien lo has visto,
si son paja de eras... ¡desciende a aventar!
Gabriela Mistral

TRIBULACION


TRIBULACIÓN

 


En esta hora, amarga como un sorbo de mares,
Tú sostenme, Señor.
¡Todo se me ha llenado de sombras el camino
y el grito de pavor!
Amor iba en el viento como abeja de fuego,
y en las aguas ardía.
Me socarró la boca, me acibaró la trova,
y me aventó los días.

Tú viste que dormía al margen del sendero,
la frente de paz llena;
Tú viste que vinieron a tocar los cristales
de mi fuente serena.
Sabes cómo la triste temía abrir el párpado
a la visión terrible;
¡y sabes de qué modo maravilloso hacíase
el prodigio indecible!
Ahora que llego, huérfana, tu zona por señales
confusas rastreando,
Tú no esquives el rostro, Tú no apagues la lámpara,
¡Tú no sigas callando!

Tú no cierres la tienda, que crece la fatiga
y aumenta la amargura;
y es invierno, y hay nieve, y la noche se puebla
de muecas de locura.

¡Mira! De cuántos ojos veía abiertos sobre
mis sendas tempraneras,
sólo los tuyos quedan. Pero se van llenando,
de un cuajo de neveras...
Gabriela Mistral.....

LA PRESION EN LA MUJER


Las presiones de la vida diaria en una mujer

MUCHAS NO ESTAN PREPARADAS

Para una vida en familia

Es fácil dejar de notar las presiones de la vida diaria porque siempre están presentes. Sin embargo, una mujer gasta mucha de su energía lidiando con ese tipo de presiones.

Las actividades y los eventos de la vida diaria generalmente ponen a la mujer bajo presiones que le causan tensión física y mental. La tensión puede deberse a problemas físicos, como enfermedades o exceso de trabajo. También puede deberse a lo que le sucede emocionalmente, como el tener conflictos familiares o el ser culpada por problemas que ella no puede controlar. Aun los eventos que generalmente causan alegría—como el nacimiento de un nuevo bebé o el conseguir un trabajo—pueden producir tensión, puesto que cambian la vida.

Un problema de familia


Cuando una mujer está sujeta a una gran tensión nerviosa todos los días y por una temporada muy larga, es posible que comience a sentirse abrumada e incapaz de darse abasto. El problema puede ser peor si a ella se le ha enseñado que debe cuidar primero de las otras personas, y por lo tanto descuida sus propias necesidades. Si ella no tiene tiempo para descansar o para disfrutar de las cosas que podrían reducir su tensión, es posible que no haga caso a las señas de enfermedad o de agotamiento. Y como mujer, es posible que tenga muy poco poder para cambiar su situación.

Las pérdidas y la muerte

Cuando la mujer pierde algo o a alguien que ella valora—a un ser querido, su trabajo, su hogar, o a una amistad muy cercana—es posible que se sienta abrumada por la aflicción. Eso también puede suceder si se enferma o desarrolla alguna discapacidad física.

La aflicción es una reacción natural que ayuda a la persona a adaptarse a las pérdidas y a la muerte. Sin embargo, si una mujer sufre de varias pérdidas a la vez, o si ya sufre de mucha presión en su vida diaria, es posible que comience a desarrollar problemas de salud mental. Eso también puede suceder si ella no puede guardar luto en las formas tradicionales por ejemplo, si se ha visto forzada a mudarse a una nueva comunidad donde no se practican sus costumbres.

Los traumas

Cuando algo terrible le sucede a la mujer o a uno de sus seres queridos, ella sufre de un trauma. Algunas de las causas más comunes de los traumas son la violencia en el hogar, la violación, la guerra, la tortura y los desastres naturales.

Un trauma amenaza el bienestar físico o mental de la persona que lo sufre. Como resultado, esa persona se siente en peligro, insegura, impotente e incapaz de confiar en el mundo o en la gente a su alrededor. Generalmente una mujer tarda mucho tiempo en recuperarse de un trauma, sobre todo si éste fue causado por otra persona, no por la naturaleza. Los traumas que la mujer pudo haber sufrido cuando era niña, antes de poder comprender lo que le estaba sucediendo o de poder hablar de ello, pueden afectarla durante muchos años sin que ella misma lo sepa.

Los problemas físicos

Algunos problemas de salud mental se deben a problemas físicos, tales como:


Siempre considere la posibilidad de una causa física cuando trate los problemas de salud mental. Recuerde también que los problemas físicos pueden ser señal de un problema de salud mental.

  • No existe una división clara entre las reacciones normales a los eventos de la vida y los problemas de salud mental.
  • La mayoría de las personas sufren de algunas de las señas en diferentes momentos en su vida, porque tarde o temprano, toda la gente tiene que afrontar problemas.
  • sentirse triste casi todo el tiempo
  • tener dificultades para dormir, o dormir demasiado
  • tener dificultades para pensar con claridad
  • perder el interés en las actividades agradables, en la comida o en las relaciones sexuales
  • tener problemas físicos, como dolores de cabeza o problemas intestinales, que no se deben a una enfermedad
  • hablar y moverse lentamente
  • no tener energía para las actividades diarias
  • pensar sobre la muerte o el suicidio

Los ataques de pánico son una forma severa de ansiedad. Suceden repentinamente y pueden durar desde varios minutos hasta varias horas. La persona siente terror o pavor, y teme desmayarse o morir. También puede padecer de dolores en el pecho, de dificultades para respirar y de la sensación de que algo terrible está a punto de suceder.

Toda esta problemática también afecta por rebote al hombre y por ende a toda la familia, el hombre no queda exente de esta problemática, lo puede padecer por inducción o por compartir el estrés y la presión diaria de un diario vivir.