martes, 12 de noviembre de 2013

Quiza sea el final

Quizá sea el final
En este momento de mi existencia, es muy difícil el poder conciliar la gran cantidad de conflictos que existen en mi mente y corazón, comprensible para muchos, pero sin razón para mi.
En mis años de vida siempre este hombre que escribe ha estado para todos los que lo han necesitado, prestando su ayuda económica, moral y espiritual.
Todo el bien que he logrado hacer a todas la personas, ya sean familia o particulares, en su mayoría el pago recibido ha sido una puñalada en la espalda, ¿ y quien fue el causante del daño causado? aunque parezca increíble quién hizo el bien fue culpable por el mal causado, ¿ comprensible, no lo entiendo?
Porque se transformo esta naturaleza, ¡ humana! que tiene o que le queda si en su mayoría parecen aves de rapiña, todos sin acepción solo esperan el que muera para pelear los dineros y bienes materiales, pelear el reparto reparto de los mismos sin conciencia.
Que triste es crear este tipo de seres, para que cuando ya tengan la edad necesaria comiencen a crear ardides para hacer de la vida un infierno, esperando que muera por un infarto por el estrés que se padece como alimento diario.
Mía es la venganza dice la palabra de Dios, espero en ella para retribuir les un poco del mal esparcido a los cuatro vientos como una plaga bacteriana sin cura, totalmente desconocido el antídoto para tal mal,
Ben a mi oh mi Rey de amor, mi señor de Paz, recibe mi espíritu, mi cansancio esta en limite y paz no existe en mi.
Te lo ruego mi Señor, acuérdate de tu siervo.

miércoles, 30 de octubre de 2013

UN NECIO


UN NECIO


Como no conviene la nieve en el verano, ni la lluvia en la siega, así no conviene al necio la honra. Como el gorrión en su vagar, y como la golondrina en su vuelo, así la maldición nunca vendrá sin causa.

El látigo para el caballo, y el cabestro para el asno, y la vara para la espalda del necio. Nunca responda al necio de acuerdo a su necedad, para que no seas tú también como él.

Responde al necio como merece su necedad, para que no se estime sabio en su propia opinión. Como el que se corta los pies y bebe su daño, así es el que envía recado por mano del necio.

El que pasando se deja llevar por la ira en pleito ajeno es como el que toma al perro por las orejas. Como el que enloquece, y echa llamas y saetas y muerte, tal es como el hombre que engaña a su amigo, y dice: ciertamente lo hice por broma.

Sin leña se apaga el fuego, y donde no hay chismoso, cesa la contienda. El carbón para las brasas, y la leña para el fuego, y el hombre rencilloso para encender contienda.

Las palabras del chismoso son como bocados suaves, y penetran hasta las entrañas. Como escoria de plata echada sobre el tiesto son los labios lisonjeros y el corazón malo. El que odia disimula con sus labios, más en su interior maquina engaño.

Cuando hablare amigablemente, no le creas, porque siete abominaciones hay en su corazón. Aunque su odio se cubra con disimulo, su maldad será descubierta en público. El que cava foso caerá en él; y al que revuelve la piedra, sobre él le volverá.



Solicitare sabiduría y paz a Dios para aplicar esto en mi vida, y no permitir que otros vivan bien con mi muerte, en algún momento, Dios escuchara mi clamor y pagara a cada quien de acuerdo a lo dicho con su boca.

jueves, 3 de octubre de 2013

SONATINA



La princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave de oro;
y en un vaso olvidado se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos-reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y, vestido de rojo, piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa acaso en el príncipe del Golconsa o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las Islas de las Rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
]o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay! La pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar,
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo,
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte;
los jazmines de Oriente, los nulumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real,
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste. La princesa está pálida)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe
(La princesa está pálida. La princesa está triste)
más brillante que el alba, más hermoso que abril!

¡Calla, calla, princesa dice el hada madrina,
en caballo con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte

Rubén Darío

LO FATAL


 
 
LO FATAL



Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura, porque ésta ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos...!

Rubén Darío

MELANCOLIA


MELANCOLÍA



Hermano, tú que tienes la luz, dime la mía.
Soy como un ciego. Voy sin rumbo y ando a tientas.
Voy bajo tempestades y tormentas
ciego de ensueño y loco de armonía.

Ese es mi mal. Soñar. La poesía
es la camisa férrea de mil puntas cruentas
que llevo sobre el alma. Las espinas sangrientas
dejan caer las gotas de mi melancolía.

Y así voy, ciego y loco, por este mundo amargo;
a veces me parece que el camino es muy largo,
ya veces que es muy corto...

Y en este titubeo de aliento y agonía,
cargo lleno de penas lo que apenas soporto.
¿No oyes caer las gotas de mi melancolía?
Ruben Dario

lunes, 30 de septiembre de 2013

SOLO ENTRE MUCHOS



 
 

ESTAR SOLO ENTRE MUCHOS

 

 

Existen muchas enfermedades que no se curan con medicamentos, al igual los dolores, lo que experimento en este momento no se lo deseo a nadie, mi mente dice una cosa y mi cuerpo reacciona haciendo otra, pierdo el razonamiento.

El sistema motor, no me responde, es difícil por momentos estar de pie, escribo, y casi no logro ver lo escrito, me falta la respiración, mi boca esta siempre serrada, no puedo hablar con nadie, el desahogarme contándoles mis males.

El alejarme de todos fue lo más prudente al menos así lo he creído, cuantas personas conocerías en más de 36 años de trabajo, estar con esas personas y no poder hablar, ¡ es raro! ¿Se puede estar solo y rodeado de cientos de personas? Así vivo yo.

Así ha sido mi vida durante mucho tiempo, por lo que se me injurio, calumnio, se me difamo, personas que una vez dijeron que me amaban.

No se puede confiar en la familia y menos en los amigos.

DONDE ESTA DIOS

 
 

DONDE ESTA  DIOS

 

Donde esta Dios? ¿Qué clase de seres somos?

Porqué tanto sufrimiento, que o cual es el destino de cada persona si su vida está siendo manipulada, lo más triste y frustrante de vivir así, es cuando los que dicen ser tus hijos y amigos, son los causantes de la desgracia que vives.

Conciencia, temor y valores es lo que impide que me quite la vida, cielo o infierno, son las estaciones, cortas o largas, que tienes en trayecto de tu vida en este caminar por el mundo.

El pobre y el rico al igual caminamos, unos deseando dinero creyendo que con él se nos va arreglar la existencia, acabando los problemas, y el rico, siempre resguardándose de todos viviendo con temores por lo que le puedan hacer a él o a  su familia, todo por su dinero.

Nadie es feliz, a todos nos falta algo, que buscamos constantemente, día tras día hasta el ocaso, y muchos por no decir que todos seguiremos buscándolo sin encontrarlo.

viernes, 27 de septiembre de 2013

PORQUE DIOS PERMITE LA MALDAD





¿POR QUÉ DIOS PERMITE EL MAL Y QUE TRIUNFEN LOS MALOS?


A pesar de las interrogantes, es importante destacar que hay conciencia de decir “El permite demasiadas cosas”. Desde ese punto de vista, inconscientemente estamos diciendo que Dios no causa, no es responsable. En efecto, es así, siendo Dios infinitamente bueno, siendo El toda Bondad, todo Misericordia, y la perfección misma, no puede ser causante del mal, El es Bueno.

Dios lo ha hecho todo bien y causa todo los bueno que tenemos. Pero nuestra pregunta se repite siempre, ¿Entonces si Dios no quiere el mal, porque permite que exista?

Dios nos hizo seres libres, y nosotros podemos elegir libremente vivir en el bien o vivir en el mal. Por otra parte debemos darnos cuenta que Él quiere que lleguemos a conocerlo en libertad.

Sin embargo aún sigue la pregunta, ¿pero porque Dios no le pone atajo al mal, porque permite que exista?

Dios nos hizo hombres libres y así deja que el hombre se regule por sus leyes y formas de vida. Así mismo, el hombre tiene además la libertad para que exista el mal, esto es, la existencia del mal desde siempre es responsabilidad el hombre, que no ha querido usar bien el más valioso regalo de Dios, la libertad.

“Desde los días de vuestros padres venís apartándoos de mis preceptos y no los observáis. Volveos a mí y yo me volveré a vosotros, dice Yahvé Sebaot. - Decís: ¿En qué hemos de volver? - ¿Puede un hombre defraudar a Dios? ¡Pues vosotros me defraudáis a mí! - Y aún decís: ¿En qué te hemos defraudado? (Malaquías (Sagrada Biblia de Jerusalén) 3, 7:8)

Y así es como el mal en el mundo no es fruto de la Voluntad de Dios, sino del mal uso que hemos dispuesto de la libertad que Dios nos regaló.

Dios no manda a matar, ni a robar, ni a explotar a nadie, al contrario nos pide vivir en paz con todos. Pero el hombre a querido dejarse dominar por la soberbia, dejarse llevar por el orgullo, el hombre libremente es egoísta y no quiere compartir con otros los que cree suyo y no reconoce lo que Dios le da, la mentira ha pasado a ser un modo de vida, la ambición se ha enquistado en muchas almas, de tal modo que la maldad crece en el corazón creando el desamor por sus semejantes, impulsado la violencia y permitiendo la injusticia, males con los cuales ya nos vamos acostumbrando a convivir con ellos.

La Voluntad de Dios es que todos los seres humanos nos salvemos y lleguemos al conocimiento de la Verdad, sin embargo la paradoja, es que sabemos que El no quiere que caminemos por sendas del mal, nos pide con insistencia un cambio de actitud y no nos detenemos para cambiar a un mejor camino. En otras palabras el mal se sucede porque nosotros lo escogemos y por tanto causamos otros males en el mundo.

Con todo, Dios obtiene el bien de cualquier mal y nos enseña cómo hacerlo, el inconveniente es que a veces nos cegamos y vemos sólo la maldad y sus consecuencias sin hacer nada por revertirla, todo ello por estar alejados de Dios.

¿Y los malos, porque no reciben su merecido? Esto no podemos asegurarlo, porque si el muere así, no pasara a la eternidad y su vida se limitara a tiempo terrenal. Y Dios, es justicia plena y Él sabe cuándo hará su juicio para que todo quede en orden. Es decir, al final de los tiempos, nos dará a conocer su Sabiduría y su Justicia.

Dios nos asegura que si somos hombres buenos y que si caminamos por el mundo haciendo y causando el bien, conoceremos la felicidad por siempre. Y es esa nuestra esperanza y nuestra motivación, pues llegará el día en la cual toda la humanidad conocerá cómo Dios dispuso la historia de la salvación de los hombres, es decir la historia de cada uno de nosotros para nuestro mayor bien, que tendrá como recompensa la felicidad definitiva, preciosa y eterna en la presencia de Dios en el Cielo.

Solo Dios sabe cuándo se conocerá cómo los diferentes males y sufrimientos de las personas y del mundo entero los vuelva para Su gloria y para nuestro bien eterno.

“Yo me acercaré a vosotros para el juicio, y seré un testigo expeditivo contra los hechiceros y contra los adúlteros, contra los que juran con mentira, contra los que oprimen al jornalero, a la viuda y al huérfano, contra los que hacen agravio al forastero sin ningún temor de mí, dice Yahvé Sebaot. (Malaquías 3, 5 (S Biblia de Jerusalén))

MALDAD EN EL MUNDO


 
 
MALDAD EN EL MUNDO


Esta es una pregunta que sin duda todos nos hemos hecho, ya que a diario sobresale la maldad que habita hoy en el mundo, y a todos nos afecta, pero antes de juzgar a Dios sobre porque lo permite, hay que conocer sus motivos:
El discípulo Santiago, indica que “Jehová es muy tierno en cariño, y misericordioso” (Santiago 5:11). Dios no es el culpable de la maldad ni puede serlo.
Santiago además escribió: “Al estar bajo prueba, que nadie diga: ‘Dios me somete a prueba’. Porque con cosas malas Dios no puede ser sometido a prueba, ni somete a prueba él mismo a nadie” (Santiago 1:13).
El propio Santiago indica a continuación que el ser humano es, en parte, el culpable: “Cada uno es probado al ser provocado y cautivado por su propio deseo. Entonces el deseo, cuando se ha hecho fecundo, da a luz el pecado; a su vez, el pecado, cuando se ha realizado, produce la muerte” (Santiago 1:14, 15).
No obstante, el principal culpable es el Diablo, quien introdujo el mal en la Tierra. De ahí que Jesucristo lo llamara el “inicuo”, o maligno, y “el gobernante del mundo”, es decir, el gobernante de la sociedad humana injusta. En efecto, él incita a las personas a rechazar la guía divina, y la mayoría de ellas le obedecen (Mateo 6:13; Juan 14:30; 1 Juan 2:15-17).
Eclesiastés 9:11 revela otra fuente de dolor al indicar que todos estamos sujetos al “tiempo” y al “suceso imprevisto”.

Dios se propone acabar con la maldad y el sufrimiento, así como con sus verdaderos causantes (Proverbios 2:22). Pero eso no es todo: la Biblia nos revela el propósito de Jehová de “desbaratar las obras del Diablo” valiéndose de Jesucristo (1 Juan 3:8). Dios hará desaparecer el mundo de hoy —cimentado en la codicia, el odio y la corrupción— e incluso “limpiará toda lágrima de [los] ojos” de la gente, eliminando de este modo el sufrimiento (Revelación 21:4).

Jehová podría haber destruido a aquellos tres rebeldes —Satanás, Adán y Eva—, pues era indiscutiblemente más poderoso. Pero esa no habría sido la mejor solución, ya que Satanás no había cuestionado el poder de Dios, sino su derecho a gobernar. Además, el desafío del Diablo implicaba a todos los seres del universo a quienes Dios había dotado de libre albedrío. Todos ellos debían entender una verdad fundamental: hay que hacer buen uso del libre albedrío, sin exceder los límites físicos, morales y espirituales establecidos por Dios. De otra manera se sufrirán, inevitablemente, dolorosas consecuencias. Por poner un caso, si un hombre decide pasar por alto la ley de la gravedad y arrojarse desde el último piso de un rascacielos, es obvio que las consecuencias serán desastrosas (Gálatas 6:7, 8). Al actuar Dios como lo hizo, dio a todas las criaturas inteligentes una oportunidad muy beneficiosa: observar por ellas mismas lo perjudicial que es independizarse de él. Pero para ello tuvo que dejar pasar el tiempo.

Han pasado ya seis mil años desde que el Diablo cuestionó el derecho de Dios a gobernar. ¿Qué ha demostrado la historia? repasemos dos aspectos de la acusación del Diablo. Primero le aseguró a Eva: “No morirán” (Génesis 3:4). Al afirmar descaradamente que Adán y Eva no morirían si comían del fruto prohibido, Satanás estaba llamando mentiroso a Jehová. Era, desde luego, una acusación muy seria que minaba la confianza en Jehová, pues si él había mentido en este asunto, ¿qué le impedía volver a hacerlo? Ahora bien, ¿qué ha probado el paso del tiempo?

Adán y Eva quedaron condenados a sufrir la enfermedad, el dolor, la vejez y, por último, la muerte. En efecto, la Biblia señala que “los días de Adán [...] ascendieron a novecientos treinta años, y murió” (Génesis 3:19; 5:5). Todos sus descendientes hemos heredado la misma condena (Romanos 5:12). Por lo tanto, el paso del tiempo ha dejado claro que Satanás es un “mentiroso y el padre de la mentira”, y que Jehová es “el Dios de la verdad” (Juan 8:44; Salmo 31:5).

Fuentes de información


jueves, 26 de septiembre de 2013

MALDAD


MALDAD

 

·         El espíritu del hombre malo es como una fiera salvaje que sale de su guarida para devorar las más bellas flores del campo y todo lo que encuentre a su paso. Satisfecho luego, regresa a su guarida a descansar.

·         El odio carcome el cerebro; la envidia corroe el alma; los celos aniquilan el corazón.

·         La batalla contra el mal no es una batalla parcial, sino una guerra total. La victoria es de aquel que ha resistido el desgaste de la misma.

·         Cuando la serpiente lanza su veneno, sálvese quien pueda.

·         Para que la luna brille es necesario que el sol se oculte. De la misma manera, el mal brilla porque el bien se ha ocultado.

·         La envidia es el sabor amargo de la frustración.

·         Antes de intentar decir una mentira, más vale morderse la lengua.

·         Hay gente que cree que nuestro corazón es un depósito y tira toda la basura de su corazón al nuestro

·         Qué triste saber, y conocer las manifestaciones del corazón de muchas personas, cuando la maldad aflora en su exterior y lo dejan ver en todas sus expresiones, duela más aun cuando estas personas son las tu creaste, y tuviste como hijas, ver que a pesar de haberles dado todo lo que bien se pudo estas siendo traicionado vilmente, y en este momento ya no significas nada, fuiste un proveedor y en el momento que dejaste de serlo te apuñalaron por la espalda sin sentimiento alguno, no existen palabras para manifestar el dolor de la traición sufrida por hijos tan malagradecidos.

·         Porqué hacer mal a tu prójimo si esta acción es como un búmeran que se te devuelve causándote a te siete veces el mal que causaste.

 

GUARDA TU CORAZON


GUARDA TU CORAZON

Jorge Trujillo





Proverbios 4:23

Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida





En este verso que acabamos de leer, el proverbista nos deja un consejo el cual es presentado viniendo de la boca de un padre hacia su hijo. Este consejo es también aplicable a cada uno de nosotros y debemos de tomarlo y hacerlo nuestro. Como la Biblia es la palabra de Dios, este consejo no es solo eso sino que es un mandamiento de Dios para todo aquel que es su hijo. Este consejo o mandamiento tiene que ver con el corazón.

Cuando la Biblia habla de corazón no se está refiriendo a ese músculo que está en centro de nuestro pecho y que palpita sin cesar de día y de noche desde mucho antes que naciéramos hasta el día que muramos. Cuando la Biblia nos habla del corazón, nos está haciendo referencia al "alma", "el ser interior", el lugar donde se sientan las emociones, los pensamientos, lo más profundo del ser, lo que lo mueve a pensar, a actuar, a tomar decisiones y a obrar. Es una referencia al espíritu del hombre que gobierna todo lo que él es. Eso es el corazón.

Pudiéramos comparar el hombre con una computadora. Es entonces el corazón (alma) el centro de mando del individuo. Es el corazón el programa que hace que la computadora más perfecta que jamás haya sido creada, el hombre pueda funcionar. Enclavados allí fuertemente se encuentran programados los códigos y comandos que hacen que el hombre funcione. El sistema operativo de esta computadora es el corazón.

I. El corazón está corrompido

En cierta ocasión Cristo se disponía a comer con sus discípulos y estos no se lavaban las manos como acostumbraban hacerlo tradicionalmente los judíos, entonces vinieron los fariseos y escribas al ver eso cuestionaron a Jesús del porque los discípulos no se lavaban las manos. Jesús les contestó que el levarse las manos no tenía nada que ver con la contaminación espiritual del hombre y le dijo una parábola: (Marcos 7), no es lo que el hombre come ni lo que el hombre bebe lo que le hace sucio y lo que le contamina, todo eso sale y va a la letrina dice Cristo. Lo que contamina al hombre no es la comida que entra en el por su boca sino lo que sale del hombre le contamina.

            Marcos 7

14 Y llamando a sí a toda la multitud, les dijo: Oídme todos, y entended: 15 Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre. 16 Si alguno tiene oídos para oír, oiga.

Pero sus discípulos se estaban confundidos al no entender la parábola y la enseñanza que Jesús les estaba dando por lo cual le preguntaron y Jesús les dijo:

18 El les dijo: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, 19 porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos.

Jesús continuó diciendo a sus discípulos:

20 Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. 21 Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, 22 los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez.

Al hablar estas palabras, Jesucristo demuestra que el estaba consciente de la maldad que existe en el corazón del hombre. Eso es lo que el quiere que nosotros sepamos. La naturaleza del hombre está inclinada hacia la maldad y el pecado desde que nace. El hombre no se vuelve malo, el hombre es malo. Todo lo que va en contra de la ley de Dios es lo que al hombre le atrae y le mueve a funcionar. Ese dominio pecaminoso en el corazón del hombre le hace revelarse contra Dios y contaminar todo lo que está a su alrededor.

LA MALDAD DEL CORAZON


LA MALDAD DEL CORAZON

Romanos 1:21-32
1:21 Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.
1:22 Profesando ser sabios, se hicieron necios,
1:23 y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.
1:24 Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos,
1:25 ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.
1:26 Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza,
1:27 y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.
1:28 Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen;
1:29 estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades;
1:30 murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres,
1:31 necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia;
1:32 quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.

Romanos 2:1 - 11,
2:1 Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo.
2:2 Más sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad.
2:3 ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios?
2:4 ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?
2:5 Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios,
2:6 el cual pagará a cada uno conforme a sus obras:
2:7 vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad,
2:8 pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia;
2:9 tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego,
2:10 pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego;
2:11 porque no hay acepción de personas para con Dios.

Jeremías 17:9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?

Gálatas 5:19-21
5:19 manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,
5:20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,
5:21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

2a Pedro 2:10-14: 17-19
:10 y mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundicia, y desprecian el señorío. Atrevidos y contumaces, no temen decir mal de las potestades superiores,
2:11 mientras que los ángeles, que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio de maldición contra ellas delante del Señor.
2:12 Pero éstos, hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición,
2:13 recibiendo el galardón de su injusticia, ya que tienen por delicia el gozar de deleites cada día. Estos son inmundicias y manchas, quienes aún mientras comen con vosotros, se recrean en sus errores.
2:14 Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición.
2:17 Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre.
2:18 Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error.
2:19 Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció.

 

lunes, 23 de septiembre de 2013

LA MUERTE


 

LA MUERTE


La muerte delante de mí hoy está

Como la salud para el inválido

Como superar la enfermedad.


La muerte delante de mí hoy está

Como el perfume de la mirra

Como sentarse bajo la tienda en día ventoso.


La muerte delante de mí hoy está

Como el final de la lluvia

Como el retorno de un hombre a casa tras una campaña de ultramar.


La muerte delante de mí hoy está

Como el aroma del loto

Como sentarse en los lindes de la embriaguez.


La muerte delante de mí hoy está

Como cuando el cielo se despeja

Como un buscador llevado a lo que ignoraba.


La muerte delante de mí hoy está

Como el afán de un hombre en su búsqueda de libertad

Tras innumerables años de cautividad.

 

AL OIDO DE CRISTO


AL OÍDO DEL CRISTO


I

Cristo, el de las carnes en gajos abiertas;
Cristo, el de las venas vaciadas en ríos:
estas pobres gentes del siglo están muertas
de una laxitud, de un miedo, de un frío!

A la cabecera de sus lechos eres,
sí te tienen, forma demasiado cruenta,
sin esas blanduras que aman las mujeres
y con esas marcas de vida violenta.

No te escupirían por creerte loco,
no fueran capaces de amarte tampoco
así, con sus ímpetus laxos y marchitos.

Porque como, Lázaro ya hieden, ya hieden,
por no disgregarse, mejor no se mueven.
¡Ni el amor ni el odio les arrancan gritos!

II

Aman la elegancia de gesto y color,
y en la crispadura tuya del madero,
en tu sudar sangre, tu último temblor
y el resplandor cárdeno del Calvario entero.

Les parece que hay exageración
y plebeyo gusto; el que Tú lloraras
y tuvieras sed y tribulación,
no cuaja en sus ojos dos lágrimas claras.

Tienen ojo opaco de infecunda yesca,
sin virtud de llanto, que limpia y refresca;
tienen una boca de suelto botón

Mojada en lascivia, ni firme ni roja;
¡y como de fines de otoño, así, floja
e impura, la poma de su corazón!
 
III

....¡Oh Cristo! un dolor les vuelva a hacer viva
l`alma que les diste y que se ha dormido,
que se la devuelva honda y sensitiva,
casa de amargura, pasión y alarido.

¡Garfios, hierros, zarpas, que sus carnes hiendan
tal como se hienden quemadas gavillas;
llamas que a su gajo caduco se prendan,
llamas de suplicio: argollas, cuchillas!

¡Llanto, llanto de calientes raudales
renueve los ojos de turbios cristales
y les vuelva el viejo fuego del mirar!

¡Retóñalos desde las entrañas, Cristo!
Si ya es imposible, si Tú bien lo has visto,
si son paja de eras... ¡desciende a aventar!
Gabriela Mistral

TRIBULACION


TRIBULACIÓN

 


En esta hora, amarga como un sorbo de mares,
Tú sostenme, Señor.
¡Todo se me ha llenado de sombras el camino
y el grito de pavor!
Amor iba en el viento como abeja de fuego,
y en las aguas ardía.
Me socarró la boca, me acibaró la trova,
y me aventó los días.

Tú viste que dormía al margen del sendero,
la frente de paz llena;
Tú viste que vinieron a tocar los cristales
de mi fuente serena.
Sabes cómo la triste temía abrir el párpado
a la visión terrible;
¡y sabes de qué modo maravilloso hacíase
el prodigio indecible!
Ahora que llego, huérfana, tu zona por señales
confusas rastreando,
Tú no esquives el rostro, Tú no apagues la lámpara,
¡Tú no sigas callando!

Tú no cierres la tienda, que crece la fatiga
y aumenta la amargura;
y es invierno, y hay nieve, y la noche se puebla
de muecas de locura.

¡Mira! De cuántos ojos veía abiertos sobre
mis sendas tempraneras,
sólo los tuyos quedan. Pero se van llenando,
de un cuajo de neveras...
Gabriela Mistral.....